La pesadilla de la posventa

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Este mes en Carsmarobe Carsmarobe hemos tenido dos experiencias destacadas con el futuro eléctrico de la automoción. Por un lado, hemos impartido nuestro primer curso presencial, en nuestra casa, de vehículo eléctrico, con un Nissan Leaf para desarrollar la parte práctica. Un curso que ya hemos desarrollado desde hace meses con algunos clientes, pero que hasta ahora no habíamos ofrecido en abierto. Y que, dada la gran acogida que tuvo, repetiremos en próximas ocasiones. Y es que, sin duda, este es un asunto que preocupa a todos los profesionales de este nuestro sector: tanto a talleres como a distribuidores. De hecho, sin ir más lejos, el pasado 25 de octubre, y por iniciativa de Cecauto Centro, reunimos en nuestras instalaciones a más de 50 socios del conocido grupo para acercarles al futuro de la automoción. Para ayudarles a descubrir el GLP, el GNC, el híbrido, el eléctrico, los 48 voltios… Y, sobre todo, para que se disipe la nube gris que algunos han puesto sobre esta movilidad sostenible en torno al negocio de la posventa.


No nos engañemos. Al futuro eléctrico aún le queda camino que recorrer. Está cada vez más cerca, obviamente, pero aún lejos de ser una mayoría en nuestro parque móvil. De hecho, actualmente la tendencia del parque es a envejecer. Hoy día contamos con más de 7 millones de vehículos de más de 10 años en nuestras carreteras. Y se prevé que esta cifra descienda a 4 millones en unos años, al tiempo que se espera un 10% de vehículos con energías alternativas circulando por nuestras calles. Un 10% del total es poco pastel y ahora debemos pensar en el 90% restante. Un 90%, eso sí, que tiende a envejecer y ese, señores, es el problema de hoy en la posventa. Porque hablamos de coches antiguos con clientes que no quieren invertir “por si lo cambio pronto…”. Y ahí es donde se presenta la dificultad para mecánicos y recambistas.


Qué duda cabe que todos esperamos que, antes o después, la automoción pueda contribuir a un descenso de la polución y no ser, más bien, un causante de la misma. Pero, por suerte o por desgracia, pasarán varios lustros antes de que esta sea la pesadilla que nos quite el sueño.