Un salto al 2.030

NEWSLETTER MAYO

Hace poco leí que en 2021 llegarán al mercado los primeros automóviles con piloto automático completo. Es decir, que en 4 años podremos dejar de ser conductores para convertirnos en meros pasajeros, y dedicar el tiempo del viaje a leer, ver películas, chatear o incluso dormir. Me cuesta imaginar semejante panorama. Aunque bien es cierto que hasta 2030 no se prevé un parque generalmente autopilotado, inevitablemente me pregunto cómo será la movilidad del futuro.


¿Sobrevivirá el vehículo particular a este cambio? Imagino que sí. Lo cierto es que, aunque el concepto de conducción se asemeje más a la del transporte público (a fin de cuentas, si dejamos en pilotaje “en manos” ajenas, somos prácticamente pasajeros, salvando las distancias, de un taxi, autobús o vagón).


¿Y el tráfico? Si no reducimos los vehículos particulares, parece complicado que el tráfico se aligere. Pero, no obstante, esta tecnología de última generación bien podría influir positivamente en el flujo de vehículos (detectando atascos y evitándolos por vías alternativas, por ejemplo). Y, por ende, disminuir la contaminación. Además, si sumamos el concepto del eléctrico a este panorama, parece incluso que estamos a tiempo de salvar nuestro planeta, a día de hoy prácticamente condenado.


Aquí es donde paro a pensar seriamente en estos nuevos conceptos. Donde lucho contra mi escepticismo y me auto convenzo de que más pronto que tarde veré taxis robot, sin conductor, recogiendo pasajeros en las concurridas vías madrileñas.


Pero ¿Qué pasará con los talleres? No es difícil de adivinar: aquellos que trabajen mano a mano con el futuro, saldrán airosos de unos cambios que amenazan con dar un vuelco al mercado de la automoción. Quienes no busquen apoyo en la formación y no investiguen los nuevos derroteros de su negocio y el parque móvil, se verán condenado a clausurar su etapa como técnicos de automoción. Y es que, sea cual sea el panorama en el que nos movamos, lo cierto es que los vehículos son sistemas complejos que transportan vidas reales. Y, como tal, requieren y merecen toda la atención de los profesionales que los manipulan, que deberán actualizar y ampliar sus conocimientos apoyados en un buen plan formativo diseñado por manos expertas, como las de Carsmarobe.